Libro 1, Libro de Humor Negro, [junio de 1975]

Director responsable: Andrés Cascioli
Colaboraciones firmadas: Andrés Cascioli, Fontanarrosa, Tabaré, Alicia Gallotti, Kalondi, Peiró, Ceo, Carlos Abrevaya, Aldo Rivero, Pancho, Guillermo Saccomanno, Crist, Alfredo Grondona White, Carlos Rivas, Tomás Sanz, Dante Panzeri, Ortiz, Franco, Laura Linares, Silvia Centeno, Jorge Guinzburg, Napoleón, Jaime Poniachik, Héctor Cepeda, Viuti, Jorge Sanzol, Pérez D’Elías, Garaycochea

“Sumario”, p. 3
¡Cantá!, le dijeron a Andrés Cascioli, atado a la silla y alumbrado por una linterna. ¿Qué hay dentro del Libro de Humor Negro?
¿Qué libro?, preguntó él, que jamás tuvo un libro en sus manos.
Le echaron Alka-Seltzer en los ojos.
¡Confieso, confieso! Hay chistes de Fontanarrosa y un reportaje a Narciso Ibáñez Menta.
Sonriendo, le prendieron fuego a los pelitos del brazo de Cascioli. ¿Qué más?
Tabaré hizo dibujitos sobre los conquistadores, y están Ceo y Pancho haciéndose los graciosos. ¡No me torturen más, por favor!
El más gordo le cortaba las uñas con una tijera de podar. ¡Seguí!
Crist pensó una historieta con un viejito. Panzeri es la catástrofe del deporte y Grondona White se ríe de la muerte.
¡Cantá todo!, le dijeron al desfalleciente Cascioli, mientras dos enanos se le colgaban del lóbulo de la oreja.
¡Paren! Alicia Gallotti se puso una faja ortopédica, Venturi armó unas bombas caseras, y el lírico Abrevaya recopiló unos poemas en la Recoleta.
¿Y qué más hay en el número, ricurita?
, preguntó uno mientras le pasaba una lija por la espalda.
Un cuento de Horacio Quiroga operado por Cepeda, una historieta revisionista de Pérez D’Elias, y un cuento fatal de Saccomano ilustrado por el gran dibujante Yo.
Le inyectaron Plasticola por vía endovenosa. Seguí hablando.
Bueno, murmuró. Poniachik está con embolia cerebral, Viuti agoniza, hay una nota en tinieblas sobre los perros para ciegos. ¡No, no! ¡Con un tirabuzón, no! ¡Sigo, sigo! Aldo Rivero se desmaya, Guinzburg mutila unas páginas, y Sanzol dibuja ensangrentado.
¡Ja, ja, ja!, rebuznó un torturador mientras le hacía circulitos con un compás en los cachetes.
Les digo todo, pero déjenme morir en paz… Napoleón hizo una historieta tenebrosa. Peiró se accidenta, Rivas azota un cuento horroroso.
Uno de los verdugos, el de la verruga peluda, se hartó y pegándole con los tres tomos de la guía telefónica en la cabeza, le dijo: ¡Termina con ese maldito sumario de una vez!
Cascioli, atontado, dejó salir un piolín de voz…
El romántico Tomás Sanz cuenta con figuritas una historia de amor, Ortiz se flagela, hay una historieta clásica de Silvia Centeno y Laura Linares… y nada más. ¡O quieren que les mienta e invente otro Libro de Humor Negro!
Voló un sopapo. Aterrizó en Cascioli. No le perdonan una a los artistas. ¡Qué maldad!