Pensada con una frecuencia trimestral, la revista-libro Liberación y Derecho tuvo un único número, con fecha enero-abril de 1974. Un año antes, Héctor Cámpora había asumido la presidencia de la Nación y, poco después, el historiador Rodolfo Puiggrós hacía lo propio al ser designado Rector interventor de la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires. Los vientos de cambio llegaron incluso a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales: uno de los dirigentes de la Asociación Gremial de Abogados, Mario Kestelboim, defensor de presos políticos y simpatizante del Peronismo de Base fue designado como Decano.
En la apertura de Liberación y Derecho, Kestelboim define a la revista como un “nuevo síntoma del proceso de transformación que vive nuestra Patria y su Universidad”. Un síntoma de las grandes tensiones que habitaban las aulas del edificio de Figueroa Alcorta y que explicitaban un cambio notorio: mientras se publicaron Liberación y Derecho y Cuadernos Nacionales, no fueron editadas dos revistas tradicionales de la Facultad, la Revista Jurídica de Buenos Aires, que databa de 1957 y Lecciones y Ensayos, de 1956. Liberación y Derecho fue pensada como un giro a lo que venía siendo, en esta lectura, una “Universidad de espaldas al Pueblo y a la Nación”.
Liberación y Derecho reunió un conjunto de ensayos críticos pensados desde las distintas perspectivas del derecho, un escrito del intelectual marxista Nicos Poulantzas y un conjunto de fallos judiciales de la Corte Suprema en los que dictaminaba sobre asuntos que implicaban a empresas monopólicas frente a los intereses nacionales. Varios integrantes de esta revista -en tanto autores o en tanto autoridades de la facultad- coincidían en la defensa de presos políticos y eran parte de la Federación Gremial de Abogados. Eso no significa que todos adscribieran al peronismo, aunque formaban parte de las voluntades transformadoras desde distintos alineamientos: Arturo Sampay, había sido el ideólogo de la Constitución Argentina de 1949, el radical Hipólito Solari Yrigoyen era el abogado de Agustín Tosco y estaban el otrora antiperonista y por entonces alendista Héctor Sandler junto a Rodolfo Ortega Peña, Eduardo Luis Duhalde y Mario Hernández. Algunos integraron las listas de víctimas de la Triple A y otros las de la dictadura militar que asumió en 1976. Hay otros dos nombres, uno que permite ir hacia atrás y otro hacia adelante: en el primer caso, Néstor Martins -abogado de la CGTA, que fue secuestrado junto a su cliente en 1970- fue el nombre emblema para una entidad de abogados de carácter nacional. En el segundo caso, César Arias, quien tendrá resonancias dos décadas más tarde como estrecho colaborador de Carlos Menem y como ministro de Justicia en los primeros años de ese gobierno.
La revista tenía una misión “modesta pero significativa”: la formulación de ideas y alternativas que se enmarcaarn en el orden jurídico en defensa de los intereses populares. Aun en su corta existencia, la revista muestra situaciones donde lo académico se cruza con lo político, así como también las tensiones internas en las agrupaciones estudiantes y políticas en la facultad.
Digitalización: Ahira