Las Ciento y Una fue una revista breve pero emblemática dado el conjunto de versiones y relatos que giraron en torno a su interrupción. Dirigida por Héctor A. Murena y por Francisco J. Solero, el único número de la revista de junio de 1953 se posicionaba como una publicación que reivindicaba un tono “denuncialista”, desde donde se abocaban a una lectura crítica de los autores y obras de su contexto. Sus colaboradores eran esencialmente muchos de los que participaban de la revista del Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA: Centro (1951-1959). Algunas versiones sostienen que la revista se interrumpió luego de una discusión entre Murena y David Viñas, a propósito de un artículo crítico contra Ernesto Sábato. El número 2, anunciado en la página final de la publicación jamás vio la luz. Muchos de sus colaboradores participaron en la revista Contorno (1953-1959) fundada ese mismo año por los hermanos Viñas. Por su parte, Murena se alejará de sus viejos compañeros de ruta y pasará a integrar las filas de Sur.