En 1974, la clausura de la revista Satiricón dispersó a los integrantes de la redacción hacia otros proyectos. Uno de ellos fue Chaupinela, comandada por Andrés Cascioli. Para lanzarla, el director creó Ediciones de la Urraca, una empresa que con el tiempo llegó a situarse entre las más importantes de la historia del periodismo argentino, debido, en especial, a la publicación de la revista Hum®. Al año siguiente, la editorial publicó con su isotipo una colección de libros temáticos, continuación de los suplementos Los Humores de Satiricón. Fueron cuatro entregas, dos de humor político, uno de humor negro y otro de humor erótico, cuyo título anticipó otra de las publicaciones emblemáticas de La Urraca: Sexhumor.
Señal de los tiempos violentos en los que nació, el primer número de la colección, dedicado al Humor Negro, exponía el sumario como una sesión de tortura. Por su interés testimonial lo transcribimos en el índice.
En su importante equipo de colaboradores, pueden hallarse, entre otros, los nombres de Carlos Abrevaya, Silvia Centeno, Ceo, Héctor Cepeda, Crist, Quique Fenner, Fontanarrosa, Alicia Gallotti, Garaycochea, Alfredo Grondona White, Jorge Guinzburg, Kalondi, Kern, Laura Linares, Rafael Martínez, Napoleón, Ortiz, Pancho, Dante Panzeri, Peiró, Pérez D’Elías, Carlos Rivas, Aldo Rivero, Guillermo Saccomanno, Tomás Sanz, Jorge Sanzol, Tabaré y Viuti.
Estos libros formaron parte de una serie de publicaciones de transición en la década de 1970 ya que, como recordó Andrés Cascioli, “una buena parte del grupo creativo que constituyó el motor de Humor Registrado comenzó a expresarse en Satiricón y lo hizo luego en otras publicaciones «intermedias» entre ambas” (La revista Hum® y la dictadura, Buenos Aires: Musimundo, 2005).
Libros de La Urraca
Director: Andrés Cascioli
Fechas de publicación: nº 1, junio de 1975 – nº 4, octubre de 1975; publicación de periodicidad irregular.
Lugar de edición: Buenos Aires
Dimensiones: 20×28 cm
Digitalización: Martín Greco
Agradecemos a Pablo Conde por habernos suministrado generosamente los ejemplares que nos faltaban para completar la colección.