Artefacto. Pensamientos sobre la Técnica comenzó a gestarse a fines de 1995, en el seno de la cátedra del Seminario de Informática y Sociedad de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires. La cátedra había sido creada y dirigida hasta hacía pocos años antes por Héctor “Toto” Schmucler y, en ese momento, estaba a cargo de Patricia Terrero, en cuyo departamento de la calle Maipú se realizaron las reuniones preparatorias con la idea era crear una revista cultural que retomara la heideggeriana “pregunta por la técnica” en clave crítica respecto de los nuevos tiempos marcados por el auge acelerado de la digitalización.

Un año antes había desembarcado en la Argentina la Internet comercial, y en las mesas de todas las librerías de Buenos Aires se exhibía el best seller Ser digital de Nicholas Negroponte, entonces director del laboratorio de medios del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), cuyo subtítulo rezaba: “El futuro ya está aquí, y sólo existen dos posibilidades: ser digital o no ser”. Artefacto se propuso, desde el primer momento, romper el encandilamiento propiciado por ese tecnologismo acrítico, meramente publicitario, que Schmucler denunciaba en un incisivo artículo con el que se abría su primer número: “Apuntes sobre el tecnologismo y la voluntad de no querer”.

El grupo editor de Artefacto –que no tenía director ni directora ni consejo con nombres destacados, sino que deliberadamente se dio la forma horizontal de una cofradía, o de una tribu– estaba compuesto, en orden alfabético, por quienes entonces integraban la cátedra: Daniel Butti, Flavia Costa, Claudia Feld, Christian Ferrer (Profesor Adjunto), Claudia Kozak (Jefa de Trabajos Prácticos), Daniel Mundo, Estela Schindel, Lucila Schonfeld y Patricia Terrero (Profesora Titular). La revista contó con el apoyo de la Oficina de Publicaciones del Ciclo Básico Común (CBC, UBA), entonces dirigida por Darío Sztajnsrajber.

El título y el subtítulo de la revista buscaban resumir algo del espíritu de la empresa: por un lado, enfocar el problema de la tecnología moderna inscribiéndola en la arqueología de los modos históricos en que los humanos han llamado a la presencia lo que todavía no es: la techné, la fuente común del arte y la técnica. Por otro, nombrar la tarea que se proponía con el término “pensamiento” (antes que “ciencia”, “filosofía”, “sociología” o alguna de las variantes de la separación disciplinar).

Artefacto no estaba predestinada a permanecer durante veinte años o más. No era su necesidad, sino su libertad. Una potencia, una contingencia, una libertad que se sostuvo sobre la base de la conciencia de aquellas urgencias que la impulsaban, y que hoy continúa —pese a las enormes diferencias de contexto— tan urgente como entonces.

Digitalización: Ana Lía Rey. La digitalización de esta revista se realizó en el marco del Proyecto Mecenazgo, Fundación Banco Galicia

Artefacto
1996
Artefacto nº 1
Artefacto
Marzo de 1998
Artefacto nº 2
Artefacto
1999
Artefacto nº 3
Artefacto
2001
Artefacto nº 4
Artefacto
Verano 2003-2004
Artefacto nº 5
Artefacto
2007
Artefacto nº 6
Artefacto
2012
Artefacto nº 7
Artefacto
2015
Artefacto nº 8