A lo largo de cuatro años, entre mayo de 1975 y el primer cuatrimestre de 1979, circuló por correo, entre corresponsales de la Argentina y el exterior, Asemal, Tentempié de Poesía, un precioso periódico de entre cuatro y seis páginas, concebido y escrito por Darío Canton, diseñado por Rubén Fontana e impreso en el taller de Juan Andralis en el barrio de Almagro, de donde había salido no mucho antes, entre otras joyas tipográficas, la primera edición de El congreso de Borges.

Canton había publicado ya La saga del peronismo (1964), Corrupción de la naranja (1968), Poamorio (1969), La mesa. Tratado poeti-lógico (1972), Poemas familiares (1975) y el Abecedario Médico Canton, un experimento con las acrobacias léxicas y los fantasiosos neologismos del vademécum farmacológico. Y si bien no transitaba mansa y acríticamente por el formato libro (sobre el que había producido notables intervenciones), con Asemal dio un paso más allá: una década antes de la gran iniciativa del Diario de Poesía, recuperó la relación entre un género y un soporte que parecían reñidos (aun cuando los suplementos literarios de los diarios incluyeran entonces colaboraciones líricas, que en todo caso confirmaban la riña por su excepcionalidad o por su insularidad). Pero el Diario de Poesía trabajaría con obras del género y con su cobertura en ensayos, entrevistas, manifiestos y una amplia gama epitextual. Asemal –inversión, letra por letra, del título del poemario La mesa y puesta en pragmática ortográfica de la consigna resultante– tamizaba todo por un dispositivo poético, por más que, en su interior, jugara permanentemente con el prosaísmo; y “todo” implica soporte, secciones, tensión periódica y noticiosa, epistolaridad.

La poesía de Canton encontraba, así, un insólito vehículo y una curiosa forma de circulación, a la vez obvia y sorprendente. Dos movimientos opuestos caracterizaron Asemal: el pliegue autorreferencial y una provocativa salida al mundo. ¿Qué debía su poética al diarismo y al correo? Las composiciones parecían organizarse en un sistema de secciones propio del periodismo de diarios y revistas, cine y televisión, sin excluir el corte parroquial, el fait divers y la página de entretenimientos. ¿Qué recibió el imaginario periodístico y postal de esta entrada poética? La torsión productiva de la lengua implicó un uso crítico de la configuración y las estrategias de la prensa periódica, enrareciendo su imaginario. Por último, el otro costado de la actividad de Canton, reconocido sociólogo, permitió mensurar estas variables y desagregar los datos duros emergentes de la comunicación con sus lectores. La elección de los destinatarios, aunque dejó margen a una periferia de lectura más amplia e indefinida, desacopló a los lectores del anonimato –condición casi excluyente de la circulación literaria–, instaurando una notable retroalimentación en el agenciamiento de Asemal.

Cada ejemplar de cuatro o seis páginas (los últimos cuatro números, del 16 al 20, incluían además un insert o suplemento “natural”, retruque de la idea de suplementos “culturales”), de 26 por 18 centímetros, se plegaba en tres, de modo que una cara –llamémosla reverso– mostraba los datos requeridos en el exterior de toda pieza postal: Impreso, a la izquierda: “REMITENTE: Darío Canton, C.C. 5209, Correo Central. 1000 Buenos Aires Argentina”, y a la derecha, en un recuadro del tamaño de una estampilla (tengo la sensación de describir no un objeto, sino una era extinguida, sumergida en capas electrónicas), las inscripciones: CORREO ARGENTINO. CENTRAL (B). FRANQUEO PAGADO. CONCESIÓN Nº 5093. TARIFA REDUCIDA CONCESIÓN Nº 2010. Abajo, un espacio generoso para incorporar el destinatario. Y del otro lado, en el anverso, el verso, es decir, el poema de tapa, parte de la sección fija más consecuente del periódico: “Vida cotidiana”.

Es difícil reconstruir, desde lo facsimilar, lo que Asemal significó, en el período de su distribución, en la vida cotidiana de sus suscriptores, en el contexto opresivo de aquellos años. La mera aparición, bajo la puerta de entrada, de una esquina de ese ensobrado en inconfundible y elegante papel Kraft era el comienzo o la insinuación de una experiencia liberadora. Sus primeros lectores nunca han dejado de agradecerlo.

 

Asemal. Tentempié de Poesía
Director: Darío Canton
Lugar de edición: Ciudad de Buenos Aires
Fechas de publicación: mayo de 1975-primer cuatrimestre de 1979

Ahira agradece a Darío Canton el permiso para subir Asemal a la página

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