La segunda época de la revista Los Pensadores apareció entre diciembre de 1924 y junio de 1926. En sus veintidós números se constituyó en el más polémico órgano del denominado “grupo de Boedo”. Su director fue el español Antonio Zamora, que había llegado muy joven a la Argentina, en 1912. En Buenos Aires, después de desempañar numerosas labores, Zamora se dedicó al periodismo, ingresó al Partido Socialista y fundó la Cooperativa Editorial Claridad. Con ella inició una vasta campaña de divulgación cultural al lanzar, en 1922, una colección de autores en su mayoría extranjeros, en folletos con precios populares de 32 páginas a dos columnas, titulados Los Pensadores. Revista de selección universal. En esta primera época, que se extendió hasta el nº 100, de noviembre de 1924, se publicaron textos de Anatole France, Dostoyevski, Balzac, Kant, Baudelaire, Lenin, Voltaire, Tolstoi, Tagore, Nietzsche, Víctor Hugo, Gorki, Verlaine, Zola, Maupassant, Chejov, Pirandello, Gourmont, Poe, Rousseau o Rubén Darío, junto a Carriego, Almafuerte, Juan B. Alberdi, Juan B. Justo y Alfredo Palacios, entre muchos otros. La revista alcanzó tiradas de cinco mil ejemplares; comenzó siendo quincenal y después, gracias al éxito, pasó a ser semanal, por lo que cambió el subtítulo a Publicación semanal de obras selectas.

En su segunda etapa, con el subtítulo Revista de selección ilustrada. Arte, crítica y literatura. Suplemento de Editorial Claridad, se transformó en una revista cultural, que reprodujo de manera creciente material de autores contemporáneos, desarrolló una política de traducciones, e incluyó distintas secciones, artísticas, culturales y políticas. Una de las más destacadas, sin dudas, fue “Al margen de la vida que pasa” (con el tiempo simplificada como “Al margen”), que reunía sueltos editoriales sin firma, satíricos y revulsivos. Allí se proclamó la confrontación de “Boedo contra Florida”, convirtiéndose de este modo en caja de resonancia y difusión de la producción literaria de los propios miembros del grupo. En la numerosa lista de colaboraciones se destacan las de Enrique M. Amorim, José Arato, Roberto Arlt, Leónidas Barletta, Juan Antonio Ballester Peña (Ret Sellawaj), Herminia C. Brumana, Arturo Capdevila, Elías Castelnuovo (Ronald Chaves), Juan I. Cendoya, Costa Iscar, Tristán de Kareöl (Atalaya, Alfredo Chiabra Acosta), C. Delgado Fito, Aristóbulo Echegaray, Guillermo Facio Hebequer, Alfredo Ferrara de Paulos, Julio Fingerit, Marcos Fingerit, M. Gimeno, Raúl González Tuñón, Juan Guijarro, Marcos A. Landau, Juan Lazarte, Roberto Mariani, Horacio A. Rega Molina, Gustavo Riccio, Toño Salazar, Luis Emilio Soto, José Salas Subirat, Pedro Juan Vignale, Abraham Vigo (Fasine, Vebar), Salomon Wapnir, Álvaro Yunque, Israel Zeitlin (César Tiempo).

A partir del nº 122, llegó una tercera etapa que dejó de llamarse Los Pensadores y pasó a ser Claridad, la más duradera de las publicaciones dirigidas por Antonio Zamora. Claridad retomó la numeración de sus predecesoras y alcanzó en diciembre de 1941 el número 347 (es decir, los 122 de Los Pensadores más 225 de Claridad).

Con el tiempo, esta segunda época de Los Pensadores se tornó prácticamente inhallable en bibliotecas públicas y privadas, y en general fue citada de segunda mano. Su recuperación puede ayudar a despejar ciertos mitos y malentendidos cristalizados sobre los movimientos de renovación de la década de 1920 en Argentina.

Los Pensadores (Segunda época: 1924-1926)
Subtítulos: nº 101: Revista de Selección. Arte, Crítica y Literatura. Suplemento de Editorial Claridad; nº 102 a 116: Los Pensadores. Revista de Selección Ilustrada. Arte, Crítica y Literatura. Suplemento de Editorial Claridad; nº 117: Publicación Mensual de Editorial Claridad; nº 118 a 122: Revista de Arte, Crítica y Letras. Publicación Mensual de Editorial Claridad
Director: Antonio Zamora (sin indicación hasta el número 117)
Fechas de publicación: nº 101, 9 de diciembre de 1924 – nº 122, junio de 1926
Periodicidad: nº 101 a 109, quincenal; nº 110 a 122 mensual
Lugar de edición: Buenos Aires
Dimensiones: 17,5×25,5 cm

Digitalización: Martín Greco